Yo la vi
posada
en el centro de la habitación,
como
esperando ser vista,
que yo
supiera que ahí estaba,
para
luego esfumarse
perderse
en algún rincón
al que
no llego ni con la imaginación,
sólo
para recordarme
que
aquí adentro también está mi felicidad,
sólo
por incitarme a levantarme
dejar
la cama y buscarle,
recorrer
cada recodo
para
verle con sus motas negras,
y por
debajo de sus alas
encontrar
mi felicidad
y al
fin
encontrarme
a mí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario