Cerró los
ojos para no verse sólo,
en unos
instantes ella daría la vuelta en la esquina
y su
luz se iría para siempre,
se
quedo ahí sin atreverse a mirar
como un
niño asustado bajo sus cobijas
sin
atreverse a descubrir que la vista se acostumbra
aún en la noche más oscura;
cerró
los ojos para no verla alejándose
como
quien cierra una ventana
cuando
el viento amenaza
con
desperdigar hojas dentro de la habitación
olvidando
que las mejores cosas de la vida
son las
que agitan el cabello y te refrescan las mejillas,
cerró los
ojos
como
quien cierra un ataúd
para
proteger el cuerpo sin vida
de un
alma que ha partido detrás
de
aquella que ha doblado la esquina…